LOS MAÑOS


“LOS MAÑOS” Según opinión de Pons Prades “Este grupo —formado por Wenceslao Giménez Orive “Wences” y “Jimeno”, Simón Gracia Fleringan, Ángel Marqués Urdí “Pepito”, Plácido Ortiz, Salgado, D. G. M., “Rodolfo”, César Saborit Carrelero y el traidor del grupo, Aniceto Pardillo Manzanero—, a pesar de todo el respeto, en determinados casos que puedan merecemos los hombres que ofrendan su vida en defensa de unas ideas no puede impedir que califiquemos su periplo activista de como antiguerrillero por excelencia.

 "Wences" encargado del grupo de Los Maños

      
       Simón Gracia Fleringán                        Mariano Aguayo Morán
En sus idas y venidas —colaboración en el atentado contra un alto funcionario de la policía barcelonesa (Quintela), y sus dos proyectos no natos de atentado contra Franco, primero por tierras zaragozanas y luego en Madrid— no se respetaron nunca las mínimas normas de seguridad, se mezcló la tibieza con la inconsciencia, y se puso en evidencia una peligrosa falta de preparación y la suma imprudencia con que se organizaron algunas acciones: el atentado contra Franco en Madrid, por ejemplo.

En resumen, lo que nunca un grupo guerrillero -ni montañero, ni urbano, ni subterráneo- debe hacer -sobre todo en la España de la posguerra- lo harán “los Maños”: actuar en plan de francotiradores integrales, máxime cuando no disponían ni de recursos adecuados ni de elementos mínimamente preparados para dirigir las acciones”.

Wenceslao, inclinado por idiosincrasia a la acción, se unió a un grupo de guerrilleros y permaneció en la montaña algún tiempo. No obstante, su espíritu inquieto no pudo amoldarse a esta vida, pues, dada la escasez de medios con que contaban, los guerrilleros rurales vivían más bien en plan defensivo, más preocupados en escapar a la incesante persecución de las contrapartidas de la Guardia Civil que en preparar acciones ofensivas.
¡Cuánta sangre generosa derramada!.. Pero, más que nada, lo que les sacaba de quicio era la impotencia, es decir, la falta de recursos que impedía llevar a la práctica los planes convenidos. Esta carencia de medios fue lo que impidió siempre a los grupos urbanos —o rurales— el poderse dedicar a actividades de mayor cuantía: siempre estuvieron obligados a contar con la peseta.

La ruptura de “Wences” con Facerías, a fines de 1948 —banal e incomprensible en todo punto— ilustra bastante bien el afán de protagonismo que perdió a no pocos jóvenes libertarios, arrastrando con ellos a otros abnegados muchachos. He aquí los hechos que motivaron el distanciamiento entre los dos luchadores: A Barcelona llegó un antiguo compañero de “Wences”, recién salido de la cárcel, quien por cierto se veía permanentemente asediado por la policía, que cada dos por tres lo convocaba para interrogarle. Fichado, vigilado y además constantemente visitado por compañeros que llegaban de Francia, Madrid o Barcelona, sin contar los que salían en libertad y que iban a verle, se encontraba en una situación de compromiso, no sólo para él sino para todos los demás.

El llamamiento de “Wences” le decidió a unirse a él y ponerse inmediatamente al margen de la ley. Facerías se enteró de la entrevista y disgustado al ver que “Wences” había obrado en contra del criterio general del grupo prescindió de él en el atraco al Banco Hispano-Colonial. Cuando “Wences” supo que el grupo había pasado a la acción ignorándole pidió la baja en el mismo y les anunció la inminente constitución de otro, los “Maños” Por suerte, un veterano luchador, Pedro Adrover Font “el Yayo”, sirvió de enlace al grupo de “los Maños” con la organización cenetista en el exilio.

“El Yayo” cayó en octubre de 1949, junto con Luciano Alpuente “Madurga” (que fue abatido en plena calle), José Pérez Pedrero y Jorge Pons Argilés, que serían ejecutados poco después. Muchos eran los que portaban veneno por si eran apresados por la policía, para escapar de los terribles e interminables interrogatorios en donde podían delatar a sus compañeros. “Wences” llevaba preparados 20 centígramos de veneno en la parte superior de su pluma estilográfica con idéntico fin.

El 9 de enero de 1950 se produjo un encuentro con la policía en donde cayó herido gravemente “Wences”. Supo ser fiel a su pensamiento y utilizó del veneno que llevaba preparado antes de entregarse. Los otros dos miembros de procedencia aragonesa fueron detenidos el mismo día, así como el que hacía de enlace. Los había delatado el otro del grupo, Niceto Pardillo. Aquí desapareció el grupo “los Maños”

PUBLICADO POR TXEMA PRADA SR. 


La cuesta de la muela, uno de los lugares elegidos para atentar contra Franco

El infiltrado Aniceto Pardillo Manzanero "Chaval"

1 comentario:

  1. Se debe de quitar la foto de "El Chaval Criminal Traidor" pues deshonra esta página.

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